Espíritu Emprendedor TES 2018, Vol 2, No. 4, octubre a diciembre 62-83
Indexada Latindex ISSN 2602-8093
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organización y en la sucesión de patrimonio empresarial, en definitiva en su proceso sucesorio (Tápies,
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009). Importantes autores como Amat, Martínez, Belausteguigoitia, después de varias investigaciones
identifican a la sucesión como un proceso crucial dentro de las organizaciones, por lo que se hace
referencia al mismo como la institucionalización del carisma y lo consideran como uno de los grandes
desafíos del liderazgo por el riesgo al que se expone la empresa y la posibilidad de sucumbir.
Todo proceso de sucesión trae consigo un momento crítico dentro de la empresa familiar, ya que la
puede exponer a dos cosas: una expansión y crecimiento económico liderado por el nuevo directivo de la
organización que trae consigo nuevas ideas y propuestas y por otro, la inexperiencia o inadecuada
preparación del proceso sucesorio, que ocasiona el fracaso y posterior muerte de la empresa, volviéndola
menos competitiva, hasta el nivel de extinguirla del mercado (Meira & Carvalhal, 2013).
Siempre que una empresa familiar atraviesa por un proceso de sucesión, se encuentra en una de sus
etapas más críticas (Domínguez, 2014), ya que tanto la organización como la estructura del gobierno se
transforman. Se debe considerar a la planificación estratégica como un aspecto crucial que cambie los
procesos convencionales y los transforme en un modelo de supervivencia, en donde se definan objetivos
que aseguren la continuidad de la empresa en manos de la familia y que a su vez permita a la empresa
familiar desempeñarse con altos estándares de calidad, competitividad y excelencia (Tápies, 2007).
Peña, Villagómez, Uribe, & Matilde (2006) aseguran que las empresas familiares en el Ecuador
tienen una alta tasa de mortalidad (comportamiento repetitivo en el mundo), la misma que se produce
principalmente cuando se da el cambio generacional o también conocido como relevo de generaciones, en
donde se presentan las siguientes estadísticas: 30% de empresas familiares pasan a la segunda generación,
un 15% alcanza perdurar a la tercera generación y únicamente un 4% llega a la cuarta generación.
Finalmente, un estudio realizado por la CEPAL (2015) ratifica la alta tasa de mortalidad con la que
cuentan las empresas familiares en su ciclo de vida, la misma que está entre el 60% y 80% durante los
tres primeros años de funcionamiento, esto no solamente se da por los continuos ataques del mercado y
las tecnologías, sino que muchas de estas empresas familiares pierden su ventaja competitiva durante el
relevo generacional, o cuando la compañía llega a una etapa de mayor profesionalización, donde muchas
veces el cambio del padre fundador es necesario.
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Revista Trimestral del Instituto Superior Tecnológico Espíritu Santo
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