Espíritu Emprendedor TES 2020, Vol 4, No. 2 abril a junio 49-62
Artículo Revisión Bibliográfica
Indexada Latindex Catalogo 2.0
ISSN 2602-8093
DOI: https://doi.org/10.33970/eetes.v4.n2.2020.199
Esta obra se comparte bajo la licencia Creative Common Atribución-No Comercial 4.0
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Revista Trimestral del Instituto Superior Universitario Espíritu Santo
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Papel de la Educación en la prevención de la criminalidad femenina
Autora: Yeriny del Carmen Conopoima Moreno
Doctora en Ciencias. Universidad Metropolitana. Matriz Guayaquil. República del
Ecuador.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9998-3681
Email: conopoima@umet.edu.ec
Fecha de recepción: 23 de enero de 2020
Fecha de aceptación: 05 de abril de 2020
Resumen
Reflexionar en torno a las causas que impulsan la comisión de delitos, es ubicarse en un
amplio espectro de factores, no obstante, se ha determinado que dentro de esos factores se cuentan
el nivel socioeconómico de quienes incursionan en acciones criminales, que a su vez se vincula
directamente con la educación, la cultura, la familia, la sociedad, la psicología, y la economía del
individuo. Dentro de ese campo delictivo, la criminalidad femenina, aun cuando se ha ido
progresivamente incrementando, es un tema que pareciera no tener la importancia que merece. De
hecho, se realizan diversidad de estudios alrededor de la temática delictiva masculina, pero en
cuanto a la femenina, no pareciera despertar el mismo interés. De allí que el presente artículo
abordó esta importante problemática de la criminalidad femenina desde el rol que debe cumplir la
educación para su prevención. Se partió de la premisa de la Escuela como factor de protección en
las conductas transgresoras y como elemento coadyuvador de la educación que debe ser impartida
en la familia para una formación en valores.
Palabras clave: Escuela. Prevención, Criminalidad Femenina
Abstract
To reflect on the causes that drive the commission of crimes, is to be located in a wide spectrum of
factors, however, it has been determined that within those factors the socioeconomic level of those
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who incur in criminal actions is counted, which in turn It directly links with education, culture,
family, society, psychology, and the economy of the individual. Within this criminal field, female
crime, even though it has been progressively increasing, is an issue that seems not to have the
importance it deserves. In fact, a variety of studies are carried out around the male criminal theme,
but as for the female one, it does not seem to arouse the same interest. Hence, this article addresses
this important issue of female crime from the role that education must play for its prevention. It is
based on the premise of the School as a factor of protection in transgressive behaviors and as an
auxiliary element of education that must be taught in the family for training in values.
Keywords: School. Prevention, Female Criminalit
Introducción
A través del tiempo, se han desplegado diversidad de sucesos que han hecho historias en el
mundo, desde distintos ámbitos como el político, económico, religioso, social y educativo. No
obstante, dentro de ese bagaje de eventos, surge un tema que se destaca dentro de la realidad
nacional e internacional, y es el referido a la situación de la violencia, situación que forma parte de
la realidad de las distintas sociedades alrededor del planeta, y dentro de esa violencia, está
presente como una forma de expresión de la misma, la criminalidad femenina.
La delincuencia femenina a lo largo de la historia, se ha desarrollado de forma más tímida
que la masculina, pero al observar con detenimiento este fenómeno, se detecta un aumento de la
participación de este género, en épocas recientes en acciones criminales. Heimer y Kruttschnitt,
(2006), comentan que es a partir de la década de los años setenta, que surge principalmente en los
países anglosajones una significativa producción bibliográfica sobre la criminalidad femenina y un
creciente interés por desentrañar las complejas relaciones entre género y delito.
Para Serrano y. Vásquez, citado por Sánchez (2012), la delincuencia femenina, a lo largo
de la historia ha sido siempre mucho menor que la masculina, pero al analizar detenidamente este
fenómeno, se ha observado un aumento en el índice delictivo femenino en las últimas décadas. A
pesar del incremento de la criminalidad femenina, tanto a nivel teórico como en la práctica de
investigaciones científicas dentro del campo de las ciencias penales, son pocos los estudios
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orientados a identificar las causas o el origen de este problema.
Por su parte, Heimer and Kruttschnitt, (2006), comentan que es a partir de la década de los
años setenta, que surge principalmente en los países anglosajones una significativa producción
bibliográfica sobre la criminalidad femenina y un creciente interés por desentrañar las complejas
relaciones entre género y delito. Antony, (2007), señala que, en el caso de América Latina, la
existencia de estudios sistematizados sobre la evolución de la delincuencia femenina es aún más
limitada, lo que evidencia una atención de mayore proporciones hacia la criminalidad masculina,
en comparación con la femenina.
La poca emisión de material investigativo alusivo acerca de la criminalidad protagonizada
por el género femenino, demuestra el carácter secundario que se ha imprimido a esta problemática,
dejando a un lado la relevancia que merece, vale decir, sin otorgarle la significancia que
representa, dejando claro cómo se marca la hegemonía del varón incluso en el plano de la
criminalidad, dejando entrever el poco interés por conocer las causas que han llevado al aumento
considerable de actividades delictivas por este sector de la población, dejando también de lado la
creación de planes de abordaje para su atención.
En líneas generales, puede decirse, que generalmente el protagonista de los hechos
criminales a través de los años, había sido el hombre; sin embargo, al irse expandiendo la actividad
delictiva en las mujeres, en delitos que parecían ser de exclusividad masculina, ha llamado la
atención hacia la criminalidad femenina, más aun cuando en sus inicios la participación de estas
estaba concentrada hacia cierta categoría de delitos y actualmente se le ha visto incursionar en
crímenes de mayor gravedad.
Este crecimiento gradual de la incursión delictiva por parte de las mujeres, ha llevado a
buscar las razones que le han impulsado a hacerlo, dentro de las posibles explicaciones, se
encuentran el consumos de alcohol o drogas, el maltrato dentro de la familia, bajo nivel de
escolaridad, los problemas de índole económica, la falta de oportunidades laborales bien
remuneradas, el dejarse llevar por el medio circundante o por seguir a su pareja; sin embargo, se
viene asociando este fenómeno a la liberación femenina, sobre todo en el campo económico, sin
embargo, uno de los principales problemas para precisar la magnitud del problema, son las pocas
investigaciones e información que se han realizado en torno al tema.
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Por otra parte, tal como lo señalan Storvoll y Wichstrom, (2002) la falta de supervisión, la
crianza sobreprotectora, y el bajo apego a los padres se han señalado como factores que afectan
especialmente la conducta antisocial de las hembras. Además, partiendo del hecho de permanecer
con mayor regularidad en el hogar, el repetirle constantemente la importancia de la familia, el no
estar reunidas por tiempo significativo con compañeros conflictivos y el tener mayores relaciones
afectivas en el entorno que las rodea, se convierte en factores protectores ante la posibilidad de
incursionar en transgresiones.
Yugueros (2013, pág. 315) por su parte, expone muy sintéticamente las causas por las
cuales las mujeres delinquen, señalando que son debidas mayoritariamente a la pobreza, exclusión
social, falta de instrucción educativa y otras circunstancias socioculturales. Sin embargo, no deja
de ser signo de preocupación el hecho que este fenómeno se haya hecho muy evidente, y que a
pesar que proporcionalmente, exista menos mujeres delincuentes que hombres, ello ha de ser
objeto de análisis, puesto que existe una realidad palpable y es que no se le ha dado la relevancia
que merece al no ser estudiado de la misma manera que la delincuencia masculina, quedando la
delincuencia femenina como un tema siempre olvidado.
Es esencial señalar, que existe el error al establecer que la participación de la mujer en
actos delictivos pasa por una situación poco esencial o intrascendente, apoyar ello sería una falta
de percepción sobre un problema social que viene incrementándose de forma paulatina. Todo ello
lleva a sostener la importancia y obligatoriedad de volver la mirada hacia la conducta infractora de
las mujeres, lo que debe implicar una intervención activa en corto plazo y todos los ámbitos de
actuación y una mejor reflexión para tener una comprensión cabal de los fenómenos asociados a la
inserción femenina en actos delictivos.
Cabe mencionar, que la criminalidad femenina ha tomado realce al incrementarse en las
sociedades su participación, por lo tanto, importa analizar la incidencia de la familia como factor
de predicción de conductas antijurídicas, cuando deja de ser un elemento protector. No obstante ser
la familia el primer medio de control social, por ser allí donde el niño aprende a socializar
positivamente. Un fracaso en esa etapa lleva a los problemas sociales que hoy se observan diario,
como el uso de la violencia para resolver conflictos o la inexistencia de valores como la
responsabilidad, la solidaridad o el respeto de límites.
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Se ha manejado con mucha fuerza, la idea que la formación académica es función exclusiva
de la escuela y la formación en valores le corresponde a la familia; sin embargo, no puede perderse
de vista, que la realidad que está presente en la actualidad, exige con fuerza tomar en cuenta no
solo a la escuela o la familia como responsables de la configuración de la conducta de las personas,
ha de considerarse adicionalmente, su entorno, puesto que del vínculo que establecen estos tres
factores, se va a conformar la conducta futura; lo que demuestra la importancia que se desprende
de su trabajo en conjunto.
Partiendo de lo anteriormente expuesto, cabe referir entonces, que la familia se convierte en
el primer medio de desenvolvimiento del ser humano, vale decir, que es el primer espacio de
contacto del niño o niña, y por ende las experiencias que desarrolle en su núcleo, serán
determinante en la conformación de su personalidad, por lo tanto es imprescindible, tener en
cuenta la importancia de desarrollar un clima de armonía y afecto, sin obviar la disciplina o el
principio de autoridad, que no significa en ningún momento el maltratarlo, sino brindarle las
herramientas para desarrollar, su autoestima, confianza, respeto, honestidad, solidaridad,
sinceridad, por mencionar algunos. No puede obviarse, que la familia se constituye en el primer
modelo o patrón a implantarse en los hijos, sea este pleno de principios o carentes de valores.
Desarrollo
Evidentemente, el grupo familiar, tiene tres aspectos básicos que cumplir en su acción
tutelar: el aspecto material, educativo y afectivo, estos surgen y funcionan cuando los padres tienen
elementos para actuar como guías y como prototipos humanos a quienes hay que admirar y seguir
en su ejemplo. Pero en innumerables casos, los padres no cumplen con las funciones antes
mencionadas, sino por lo contrario, la propia estructura familiar, crea un clima perturbador, que,
actuando en la época del crecimiento, provoca graves alteraciones en la personalidad de los hijos,
que los pueden llevar a la consumación de los actos ilícitos, situación de la que no están exentas las
féminas
No es un secreto para nadie, la importancia de la educación en el desarrollo del ser humano,
no obstante, también es u hecho indiscutible, que la formación académica hoy día ha dejado de ser
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un símbolo de progreso, de crecimiento personal, o una forma de mejorar las condiciones de
vida, pero lo cierto es que si no existe una educación de calidad, se estará inmerso en una
sociedad, sin justicia, ni igualdad, porque se van acortando las posibilidades de acceso a mejores
condiciones de vida, lo que a su vez va reduciendo las oportunidades de buenos ingresos, abriendo
lamentablemente como única vía de superación rápida la actividad delictiva. Es así como se ha
incrementado la criminalidad femenina, erigiéndose como problema social que implica riesgo para
la seguridad ciudadana y además se constituye en emblema para obtener objetos materiales.
Sin duda, la educación, el trabajo y vivir dignamente, son derechos universales
inalienables, los cuales son deber del Estado, proveerlos, ya que de su existencia depende el
desarrollo de un país. Desafortunadamente, estos derechos no están presente de manera equitativa
en el mundo, y se da el caso de la dificultad de acceder a la escuela, lo que a su vez limita las
posibilidades de empleo, redundando ello en la limitación de ingresos y por ende en la calidad de
vida de las personas, pudiendo ser esto el detonador de la participación criminal femenina.
Esta situación es indicativa de la existencia de graves problemas en el área educativa como
formadora de hombres y mujeres, y debería ser el motor para actuar sobre la situación de
estancamiento que padece la educación, llevando a generar planes para atacar el abandono que en
muchos casos padece el sector educativo, que por supuesto confluye no solo en una educación
inidónea, sino también en la falta de los talentos que van a desarrollar el progreso de un país.
En efecto, la familia y la escuela constituyen factores de socialización, la familia porque
brinda aprendizajes básicos necesarios para el desenvolvimiento autónomo dentro de la sociedad,
tales como valores, lenguaje, control de la impulsividad, entre otros y la escuela transmite la
necesidad de ser personas honestas y responsables, completando la labor que se realiza en el seno
del hogar. Ahora bien, los niños y niñas, que asisten con regularidad a las aulas de clase, y se
destacan académicamente, por lo general, no se reúnen con aquellos, que pueden tentarlos o
impulsarlos a incurrir en actos contrarios a la norma; ello posiblemente parte del hecho que la
escuela se convierte en un factor de protección para los escolares, puesto que al estar en actividad
académica, están ocupado en algo productivo; en caso contrario, cuando los niños, niñas y
adolescentes, están involucrados en ocio la mayor parte del tiempo, las conductas transgresoras se
hacen presente en ellos, con mayor regularidad.
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Podría inferirse de lo señalado anteriormente, que los niños, niñas y adolescentes, menos
capacitados y con conducta rebelde, desobediente, en la escuela tienen más probabilidades de
cometer delitos que aquellos que presentan un buen rendimiento escolar y un buen ajuste en el
colegio, lo que aunado al hecho de carecer de una buena educación en valores, implica que estas
infantes y jóvenes, se conviertan objetivos fáciles para enrolarse con personas inescrupulosas que
les incite a participar en delitos.
Brunner (2005), con respecto a la relación entre déficit educacional y actividad delictiva,
lleva a recoger tres argumentos vitales para explicar tal correspondencia diciendo que en primer
lugar para Lochner y Moretti, (2001). la mayor escolarización aumenta la posibilidad de que las
personas se ocupen en profesiones legítimas, razón por la cual, de incurrir en conductas ilegales
cuya consecuencia fuera la neutralización en cárcel, por ejemplo, se estaría perdiendo ingresos
laborales elevando el costo de oportunidad de la delincuencia y el costo del tiempo pasado en
prisión. En segundo lugar, Brunner (2005), destaca que esta correlación se explica en una especie
de efecto civilizatorio, según el cual la educación modifica pautas culturales alterando,
aumentando, la aversión a los comportamientos contra el orden social y, en tercer lugar,
sencillamente, se ha dicho que el hecho de ocupar el tiempo en estudiar reduce las posibilidades
físicas de delinquir.
De igual manera la Organización de las Naciones Unidas, (Ecosoc, 2002), brinda una serie
de políticas para la prevención del delito, destacando el desarrollo socioeconómico, la inclusión
social, la salud y la educación, entre otras, fundamentando la prevención del delito desde fuera del
sistema penal, entendido esto como cuerpo de medidas y estudios que comprenden una amplia
gama de objetos que no se centran en la utilización del sistema penal para prevenir el delito
haciendo precisamente énfasis en la educación, el empleo, la familia, la salud o diferentes políticas
sociales.
Es importante mencionar, que los niños que proceden de hogares donde prevalece una
dinámica conflictiva, en líneas generales no tienen un buen rendimiento, ya que si existe maltrato,
problemas económicos, consumos de alcohol o drogas, abandono, ausencia de afecto, por
mencionar algunos, lejos de estar motivados para obtener altas calificaciones, más bien se
encuentran sumergidos en frustraciones, que le impulsan a despreocuparse por las actividades
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escolares e incluso tienden a abandonar las aulas, siendo presa fácil del medio que le circunda y
que pueden inducirle a cometer actos reñidos con la ley.
Esta situación en la actualidad afecta por igual a varones y hembras, echando por tierra las
ideas que habían prevalecido por muchos años, donde se afirmaba la prevalencia de la conducta
criminal masculina, esto producto del hecho que las tradiciones científicas y sociales han
construido como exclusiva problemática del varón, la comisión de hechos delictivos; esto había
hecho germinar el pensamiento de asociación de crimen con la población masculina, lo que a su
vez dio lugar que la criminología ignorara a la mujer como autora de transgresiones. Sin embargo,
en los últimos tiempos, el número de mujeres incursas en delitos se ha incrementado
notablemente.
Los criminólogos han estudiado durante mucho tiempo la relación entre las variables
relacionadas con la escuela y la delincuencia; ante ello, Lotz y Lee (1999), indican que la escuela
es junto a la familia, el contexto más importante y con más influencia en el desarrollo social e
individual de los niños, niñas y adolescentes; no sólo se aprenden normas para una adecuada
convivencia en la sociedad sino que se adquieren y se pueden mantener patrones de aprendizaje de
diferentes comportamientos, entre ellos conductas antisociales y delictivas. Una multiplicidad de
variables relacionadas con la escuela, han sido vinculadas de manera consistente, con la conducta
infractora, incluido el compromiso de la escuela, la participación y la asistencia a la escuela, sin
obviar el clima escolar.
Jacob y Lefgren (2003) examinan la tasa de delincuencia juvenil en días de asistencia
escolar comparada con la tasa de criminalidad cuando la escuela no abre sus puertas, por ejemplo,
cuando los maestros se encuentran en sus días de capacitación, reuniones de trabajo, atención a los
padres, comisiones de servicio, vacaciones, días feriados, entre otras, siendo esta una razón que
excusa la asistencia a la institución educativa. El hallazgo principal de este estudio es que el
aumento de la asistencia escolar disminuye la tasa total de delitos contra la propiedad en un 14 por
ciento. Esto lleva a considerar que la permanencia de los estudiantes en sus aulas de clase, es factor
clave para mantener alejados a los estudiantes de situaciones que los involucren en actos
criminales.
En líneas generales, puede afirmarse que la educación, a través del tiempo, se ha destacado
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por su carácter social, adicionalmente, por estar conformada por una serie de proceso formativos,
que ha dejado huellas, en distintas épocas e innumerables lugares. Se caracteriza, además, por ser
un suceso deliberado, mediante una serie de acciones y procesos, que tienen gran influencia en la
formación de las personas, logrando esto a través de una serie de conocimientos y habilidades
orientados a brindar las herramientas que permitan a toda persona que se someta al aprendizaje,
obtener cambios que le favorezcan en su quehacer social. Por ello, la educación es considerada un
derecho humano estableciéndole a la escuela la misión de fomentar la cultura, la formación
cívica, el conocimiento científico y tecnológico, a lo que hay que añadir, la posibilidad de aprender
y de sembrar valores.
Educación y Criminalidad Femenina
La participación femenina en actividades criminales, es considerada por muchos de los
estudiosos de esta problemática, como compleja, ya que primero que nada se rompe con el
paradigma de la mujer dulce, tierna, sumisa, para dar paso a una nueva concepción de la misma, en
la cual es temeraria y desalmada, quedando atrás el rol de esposa complaciente, madre abnegada,
hija dócil, que parecía encajar otrora en todas las mujeres. Asimismo, lleva a reflexionar, en una
mujer privada de libertad, en condiciones deplorables, estigmatizada por su familia y la sociedad,
al romper esquemas de comportamientos tradicionales, donde no tenían cabida la idea de una hija,
hermana, madre o esposa presa.
Toda esa situación lleva a preguntarse, el origen de la decisión de penetrar el mundo del
delito y se manejan múltiples posibilidades, tales como el maltrato, las malas compañías, la
pobreza, el consumo de sustancias adictivas, la rebeldía, el enamoramiento de algún sujeto con
experiencia delictiva, entre otras; pero esencialmente hay que ubicarse en dos aspectos básicos del
desarrollo de las niñas y las adolescentes, como es su entorno familiar y su medio educativo.
En el caso de la familia, porque allí se viven las primeras experiencias de vida, donde los
padres ofrecen también las primeras enseñanzas, enseñanzas que marcarán su destino de vida,
siendo que los buenos ejemplos, el afecto, el inculcar valores positivos como la honestidad, la
paciencia, la generosidad, la gratitud, entre muchos guiarán las decisiones a futuro orientadas a una
conducta recta.
En el caso de la escuela, allí se van a reforzar los aprendizajes del hogar, y adicionalmente
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se les ofrecerá el conocimiento en áreas como la matemática, la física, la química, la biología y
otras tantas asignaturas, pero también se les orientará como manejarse dentro de una conducta
cívica, donde la tolerancia, el respeto por los demás y por las leyes debe prevalecer en su
actuación.
No obstante, hay que tener presente como influye el liderazgo del docente, su forma de
atender su población estudiantil, de abordar las problemáticas presentes, de decir una palabra a
tiempo, un consejo pertinente, recordando que cada niña o adolescente que tenga bajo su dirección
académica, tiene característica de ser única y por ende una situación personal única, y una mirada a
destiempo, un comentario burlón, un trato discriminatorio, puede dar lugar al desvío de una
conducta, lo que le da una significancia especial al rol del maestro, pues tiene en sus manos un
material moldeable, que si lo trabaja sin dedicación, vocación y precisión, puede a lo largo del
tiempo convertirse en alguien que se mueva en el mundo del delito, dejando lejos a la niña o
adolescente que tuvo sueños, pero que no pudo concretarlos porque no tuvo quien oyera sus gritos
silenciosos pidiendo atención.
En necesario, por lo tanto, reflexionar, en el rol de la familia y del docente en la
conformación futura de la niña y la adolescente, pues esos son espacios fundamentales en este
aspecto, sin embargo, no debe olvidarse el papel del Estado, en proveer los medios para ocupar sus
tiempos de ocio, así como fomentar el descubrimiento y aprovechamiento de los talentos artísticos,
deportivos, académicos para hacer de estas niñas y adolescentes grandes mujeres virtuosas y
exitosas.
Resultados
A continuación, se presentan los resultados de un estudio realizado cuyo objetivo fue
analizar el papel de la educación en la prevención de la criminalidad femenina. La metodología
empleada se realizó respetando los métodos y procedimientos adecuados al tipo de investigación.
El trabajo se apoyó en una investigación de campo, se aplicó un cuestionario contentivo de trece
preguntas a 20 docentes, 20 padres y 20 funcionarios del Sistema de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, a objeto de obtener información de interés en torno a la situación planteada. A
continuación, se presentan los resultados obtenidos.
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Pregunta
Si
%
NO
%
Se ha incrementado la comisión de delitos por
parte del género femenino
100
-
La delincuencia femenina se centra
fundamentalmente en mujeres muy jóvenes
75
-
Los problemas económicos impulsan a la mujer
a delinquir
100
-
La Educación es factor preventivo de conductas
delictivas en niñas y jóvenes
100
-
La familia funcional brinda a las hembras
herramientas para no incurrir en conducta
transgresora.
75
-
Los estudiantes con bajo récord académico son
más propensos a incursionar en conductas
transgresoras.
75
-
La asistencia regular a la institución educativa es
factor protector de conductas delictivas en las niñas y
adolescentes.
75
-
La motivación a obtener una profesión desvía la
posibilidad de cometer delitos.
75
-
La criminalidad femenina se caracteriza por
participar en delitos menos graves
50
25
La tasa de delitos protagonizados por mujeres es
significativamente más baja que el índice criminal
masculino
100
-
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Considera que la escuela en general maneja
suficientes estrategias preventivas en materia de
delincuencia femenina
25
25
Implementar actividades extracurriculares en las
instituciones educativas contribuirían al descenso de la
criminalidad femenina.
100
-
La permanencia en el sistema educativo protege
a las estudiantes de la posibilidad de formar parte de
grupos delictivos
100
-
Análisis y Discusión e Resultados
Vale hacer mención que factores asociados con las relaciones que los jóvenes tienen con
amigas y compañeros, así como el abandono precoz de los procesos escolares, son identificados
por la Organización Panamericana de la Salud como algunos de los factores de riesgo para la
conducta violenta adolescente. Igualmente, hay que tener en cuenta, que las adolescentes, al estar
experimentado algunas situaciones dentro de su actividad escolar como repitencia, bajo
rendimiento, acoso escolar, rechazo, pueden llegar a ser objeto de incitación o reclutamiento para
que participen en hechos criminales.
No puede obviarse, que la preparación educativa o académica, y la consecuente permanencia
en las instituciones educativas, tienen un carácter de fundamental, tanto para la experiencia
formativa del estudiante, como para la conformación de una persona proba, para la prosecución de
estudios superiores y para el desempeño de actividades laborales. Sin duda, las jóvenes que
permanecen ligadas a su actividad escolar, que no caen en el juego del abandono o deserción
educativa, se alejan de situaciones que pueden desembocar en actos que afectar su salud,
seguridad, libertad e incluso su vida, por lo que permanecer en la escuela otorga opciones los
protege de conductas de riesgo.
Esta opción de protección y apoyo a las niñas y adolescentes a través de la actividad escolar,
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liderizada por sus maestros y profesores, se erige como factor preventivo de gran magnitud,
contribuyendo con la generación de la excelencia tanto académica como comportamental de
quienes llevarán las riendas en un corto futuro del desarrollo del país.
Conclusiones
Es indudable que la escuela, se convierte en factor significativo de preparación de las
personas, al ser un espacio donde se brinda información académica y cultural, lo que desemboca en
un entramado de conocimientos, para su desenvolvimiento, pero que tiene un valor fundamental
para la prevención del delito. Ello lleva implícito, que además de ofrecer contenidos pedagógicos a
través de programas educativos, debe incluir una verdadera educación cívica, que lleve a crear una
cultura que aparte mujeres y adolescentes de la vía del delito.
No puede descartarse en ningún momento, ni en ningún nivel de educación, la
implementación de programas que lleven implícitos la prevención del delito, mediante la
generación y puesta en práctica de programas de la cultura de la prevención del delito; de igual
forma, es menester, invertir en políticas y programas de capacitación en el lugar de desempeño
laboral, para con ello, favorecer e impulsar el avance de las mujeres a todos los niveles y en todos
los sectores económicos y que por supuesto, se despierte en ellas el deseo de superación y de
practicar todo tipo de profesiones, incluso aquellas que pudieran considerarse no tradicionales o
aptas para desempeñarlas una mujer.
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Espíritu Emprendedor TES 2020, Vol 4, No. 2 abril a junio 49-62
Artículo Revisión Bibliográfica
Indexada Latindex Catalogo 2.0
ISSN 2602-8093
DOI: https://doi.org/10.33970/eetes.v4.n2.2020.199
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Revista Trimestral del Instituto Superior Universitario Espíritu Santo
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