por su carácter social, adicionalmente, por estar conformada por una serie de proceso formativos,
que ha dejado huellas, en distintas épocas e innumerables lugares. Se caracteriza, además, por ser
un suceso deliberado, mediante una serie de acciones y procesos, que tienen gran influencia en la
formación de las personas, logrando esto a través de una serie de conocimientos y habilidades
orientados a brindar las herramientas que permitan a toda persona que se someta al aprendizaje,
obtener cambios que le favorezcan en su quehacer social. Por ello, la educación es considerada un
derecho humano estableciéndole a la escuela la misión de fomentar la cultura, la formación
cívica, el conocimiento científico y tecnológico, a lo que hay que añadir, la posibilidad de aprender
y de sembrar valores.
Educación y Criminalidad Femenina
La participación femenina en actividades criminales, es considerada por muchos de los
estudiosos de esta problemática, como compleja, ya que primero que nada se rompe con el
paradigma de la mujer dulce, tierna, sumisa, para dar paso a una nueva concepción de la misma, en
la cual es temeraria y desalmada, quedando atrás el rol de esposa complaciente, madre abnegada,
hija dócil, que parecía encajar otrora en todas las mujeres. Asimismo, lleva a reflexionar, en una
mujer privada de libertad, en condiciones deplorables, estigmatizada por su familia y la sociedad,
al romper esquemas de comportamientos tradicionales, donde no tenían cabida la idea de una hija,
hermana, madre o esposa presa.
Toda esa situación lleva a preguntarse, el origen de la decisión de penetrar el mundo del
delito y se manejan múltiples posibilidades, tales como el maltrato, las malas compañías, la
pobreza, el consumo de sustancias adictivas, la rebeldía, el enamoramiento de algún sujeto con
experiencia delictiva, entre otras; pero esencialmente hay que ubicarse en dos aspectos básicos del
desarrollo de las niñas y las adolescentes, como es su entorno familiar y su medio educativo.
En el caso de la familia, porque allí se viven las primeras experiencias de vida, donde los
padres ofrecen también las primeras enseñanzas, enseñanzas que marcarán su destino de vida,
siendo que los buenos ejemplos, el afecto, el inculcar valores positivos como la honestidad, la
paciencia, la generosidad, la gratitud, entre muchos guiarán las decisiones a futuro orientadas a una
conducta recta.
En el caso de la escuela, allí se van a reforzar los aprendizajes del hogar, y adicionalmente